Cubrirse el cuerpo con
"baba de lamprea" puede que no suene como algo especialmente elegante y agradable,
pero investigadores de la universidad canadiense de Guelph han descubierto
recientemente que puede no ser tan mal negocio.
Los mixines, junto con las lampreas, son peces muy
antiguos del grupo de los ciclóstomos, caracterizados, entre otras cosas, por
carecer de mandíbulas, y sin que hayan sufrido demasiadas variaciones
evolutivas "aparentes" durante los últimos 300 millones de años.
A lo largo del tiempo, sin
embargo, han desarrollado un sistema de defensa que puede evitar incluso el
ataque de depredadores tan agresivos como los tiburones.
Cuando se sienten amenazadas,
los mixines descargan grandes
cantidades de una proteína que en el medio acuático forma fibras que vuelven el
entorno inmediato del animal denso y pegajoso.
La “baba”, que por si fuera poco, huele a agua marina en descomposición, evita así que los depredadores ataquen al animal.
Los investigadores han
encontrado que las fibras de proteína, que son catalogadas como filamentos de
tipo intermedio, pueden ser aisladas del conjunto de la mucosidad expulsada.
Cada filamento de proteína
es unas 100 veces más delgado que el pelo humano y pueden ser utilizados para tejer
telas tan fuertes como el nylon o el plástico, y en investigaciones futuras,
estos tejidos podrían ser utilizados incluso para fabricar ropa. Los mixines
producen grandes cantidades de proteína en pocos segundos. La eficacia de este
proceso representa una ventaja comparada, por ejemplo, con la seda producida
por los gusanos de seda.
Por si fuera poco, el
material es mucho menos dañino para el medio ambiente que las fibras sintéticas
como nylon y poliéster que se producen a partir de petróleo. En palabras del
responsable de la investigación, el trabajo realizado hasta la fecha es sólo el
principio del proyecto orientado a aplicar lo que sabemos de animales como los mixines en la fabricación de materiales de alto rendimiento a partir de
materias primas proteicas ambientalmente limpias.
El siguiente reto sería poder
conseguir fabricar el producto a escala industrial. Es poco probable que los
propias mixines sean capaces de suministrar proteína en grandes cantidades. La
alternativa consistiría en transferir los genes responsables de la fabricación
de las fibras proteicas a bacterias, que podrían así ser cultivadas para
garantizar cantidad del producto a escala industrial.
Una vez más, el estudio de la
biodiversidad nos ofrece nuevas oportunidades gracias al descubrimiento de
nuevos productos con propiedades extraordinarias, resultado al fin y al cabo de millones de años
de evolución.
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