Los
arácnidos comprenden muchos grupos diferentes, aunque los más conocidos por nosotros sean una mínima representación de este fascinante grupo de artrópodos: las
arañas y los
escorpiones, arácnidos que nos producen en muchos casos una fobia especial.
Existen otros muchos grupos de arácnidos menos frecuentes, más difíciles de observar y muy poco conocidos. Podemos citar, entre otros, a los ácaros, los pseudoescorpiones o los solífugos.
Los
solífugos, como los ácaros, son arácnidos
carentes de veneno, pero sin embargo feroces cazadores gracias a la capacidad de detección de presas que les proporcionan sus enormes
pedipalpos, y sobretodo a los enormes
quelíceros, algo así como fortísimas mandíbulas capaces de despedazar a las presas en tiempo record.
En españa existe una sóla especie,
Gluvia dorsalis que no es tan infrecuente de observar, y que solemos matar nada más verla por su aspecto "inquietante" y por la rapidez con que se mueve.
Insisto, se trata de una
especie absolutamente inofensiva y que además nos puede librar de algún bichejo algo más molesto.
La siguiente secuencia de imágenes fueron tomadas por
Luis Fernández y
Ricardo Martínez Ibáñez a quienes agradezco que me permitan publicarlas en este humilde blog.
"Nuestro" ejemplar de
Gluvia dorsalis mide tan solo unos 3 cm. En la imagen se aprecian muy bien los cuatro pares de patas característicos de todos los arácnidos, los largos pedipalpos y los "mortales" quelíceros que sobresalen de la cabeza.
Aquí se la puede ver devorando a una presa menor, una chinche de campo:
Pero también se atreve con enemigos grandes y poderosos. En esta serie de fotografías la podemos observar cazando una avispa al tiempo que elude con enorme habilidad su mortal aguijón...